Entrevista Onda Capital
El formato del antiguo radioteatro es el medio. Cuatro actores y dos músicos, el recurso. El teatro, en definitiva, la fórmula: “Radioteatro Escénico”, le llama Cajías, que con premeditación se apresta a asestar el golpe de gracia al espectador, el que pronto cae rendido al poder evocador de la palabra, la música y los efectos sonoros. Ciertamente, el radioteatro, como se lo hacía en los años de oro del medio, es la inspiración. Un solo actor o una sola actriz asumen varios papeles al cambiar de voz; pero el montaje de Cajías es mucho más: uno podría cerrar los ojos para seguir la historia; pero se perdería de las imágenes que proponen los actores.
(Mabel Franco – Periodista – Directora del Teatro Municipal de La Paz, Bolivia)
El proyecto de Cajías comenzó con La Ratonera y continuó con Drácula, dos piezas que redefinían el concepto del radio teatro, agregándole “escénico”, que es la característica única e irrepetible, de una puesta en escena. proponer un espectáculo que apelase a lo sonoro en tiempos de lo visual era un logro. Tocados, sombreros y otros elementos ayudaban a diferenciar a los personajes, aunque la habilidad de los actores cubrían con creces ese requisito. Con MOMO – basada en la novela de Michael Ende, la historia de una encantadora niña con la capacidad de escuchar y de vencer a los temibles hombres grises, que negocian con el tiempo de la humanidad- se da un paso adelante; lo visual toma mayor protagonismo sin que rompa la estructura de la propuesta inicial de Cajías; al contrario, la nutre más. Los recurso visuales traspasan lo referencial, haciendo que un paraguas con luces sea capaz de llevar a la imaginación hasta un firmamento estrellado, (…..)y expresivos actores/músicos sean capaces de recrear a todo un pueblo. Ya que la iluminación, las caracterizaciones de los actores, y los desplazamientos en el escenario han realzado lo visual, lo sonoro no se quedó atrás y se reforzó con mucha más música. Así, las canciones son las que llevan el hilo conductor y otorgan las atmósferas auditivas de un cuento universal sin lugar ni tiempo, que transita por distintos espacios con sonidos urbanos, tropicales, melancólicos, divertidos y más.
(Miguel Vargas – Periodista– La Razón)
La versión de Cajías convierte lo complejo en algo aparentemente sencillo, sin pretenciosidad, retornando a ese viejo don del buen arte: entretener sin faltar el “respeto” al público.
(Ricardo Bajo – Periodista – La Razón)
La complejidad técnica y artística es evidente, pero el éxito de la puesta radica en su solidez y profesionalismo de los artistas, yéndose el público con la impresión de que la gente en escena podría hacer la obra con los ojos cerrados. El regocijo final es mejor: uno sale enamorado de lo que ha sentido, con ganas de correr a un libro para vivir otra aventura en su imaginación.
(Miguel Vargas – Artista)